sábado, 11 de junio de 2011

Consúmete


Palabrilla muy escuchada en estos tiempos: Consumo… Cada vez necesitamos consumir más y más,  ya no nos importan las implicaciones físicas, psíquicas, ni siquiera legales de todo aquello que consumimos, simplemente lo hacemos y cada vez con más ímpetu… Pero, ahora bien, nos detenemos a pensar si quiera un momento, por qué lo hacemos o tal vez mejor qué necesitamos llenar, y si cabe hay algo vacío en nuestra esencia más interior…
Convivo con ello todos los días y verdaderamente es una idea que no deja de pasar por mi cabeza y muchas veces, también porque no atormentarme…
Tengo que venderle a mis clientes cosas que por supuesto no necesitan o mejor dicho, no compran con la finalidad que en realidad creen necesaria, si no más bien con otro fin mucho más profundo y arraigado, casi mecánico e incluso inconciente… Y entonces pienso, (podrían juzgarme) de una manera “cuasi-anticuada”, en qué nos estamos convirtiendo, sabemos hacia dónde vamos y con qué fin??? Lamentablemente, no dejan de venirme respuestas desalentadoras... La mayoría de ellas tienen que ver con que nos han vendido el sueño europeo y como no podida ser de otro manera, lo hemos comprado y además a un precio muy elevado. Pagando con la riqueza de nuestro tiempo libre, nuestra capacidad de raciocinio, nuestra sensibilidad y simplicidad, entre otras cosas, a mi modo de evaluar igualmente valiosas… Para mi modo de ver un precio, lo digo una vez más, muy elevado…. No obstante hemos obtenido algunas cosas a cambio,  una de ellas, y la más importante dentro de este sistema, es el vehículo para poder acceder a todas aquellas “cosas” materiales que, curiosamente, nos brindan de manera “virtual” aquello que hemos perdido en el camino: “felicidad”, “auto-estima”, “seguridad”, etc, etc. Desde luego valores muy importantes como para plantearnos dejar éste vehículo y éste circuito, no es cierto?
El problema, como les decía anteriormente, es que nos han vendido un sueño, nos hemos creído que era verdad y, también, nos hemos creído que ya nunca más íbamos a poder despertarnos… Y nos lo hemos creído tanto tanto, que ya nos interesaba estar despiertos porque estábamos maravillados soñando un sueño “idílico”...  Pero bueno, de a ratos para algunos ese sueño empieza a parecerse más una pesadilla que un cuento de hadas, y como estamos taaann acostumbrados a soñar, nos olvidamos que también podemos estar “despiertos”. Sí sí, despierto: avisado, advertido, vivo (así lo define la RAE). Y que, tal vez, no necesitamos de ningún vehículo para recorrer ningún circuito, ni para conseguir ninguna de estas metas que creemos tan lejanas… De eso se trata entonces, es tan simple que nos resulta muy complejo; debemos desperezarnos, “lavarnos la cara”, quitarnos las legañas, esas que no nos dejan ver con claridad, y a partir de ir empezar a pensar que no necesitamos ningún vehículo que nos lleve por ningún circuito que quede lejos, muy lejos de nuestra propia ESENCIA…Quizás ese sea un buen comienzo…


 Publicó Dianela Gómez para noeseltiempo.blogspot.com